sábado, 6 de junio de 2009

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Masacre y Represion en la Amazonía
Represión policial termina en baño de sangre con un saldo de 40 muertos entre nativos, pobladores y policías. Pueblos de la selva se sublevan y gobierno decreta toque de queda.
El nororiente peruano estuvo convulsionado todo el día de ayer luego que la policía antimotines desalojó a balazos a miles de nativos y pobladores de Bagua que permanecían en la carretera Fernando Belaunde Terry en señal de protesta por la terquedad del gobierno y sus aliados políticos, Unidad Nacional y el fujimorismo, de no derogar las leyes antiamazónicas.
Por culpa de este desigual encuentro cayeron abatidos unos 15 nativos awajun y 11 pobladores bagüinos, 3 no identificados y también 11 policías de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes). También, según informes de la zona, es posible que el número de muertos entre los awajun-wampis aumente.
La violencia estalló en las ciudades de Jaén (Cajamarca), Bagua Grande y Bagua Chica (Amazonas), con enfrentamientos entre la policía y pobladores.Mientras tanto, en Tarapoto (San Martín), Yurimaguas (Loreto) y en Lima la población identificada con la lucha amazónica salió a las calles y carreteras a protestar y expresar su indignación.
Pasadas las 8 de la noche llegaron a Lima los cuerpos de los 9 policías que murieron ayer, y el gobierno ordenó el toque de queda en las ciudades estremecidas por los acontecimientos de este inolvidable Día del Medioambiente.La masacreEn la zona conocida como “Curva del Diablo” comenzó, aproximadamente a las 5 de la madrugada de ayer, un operativo policial de desbloqueo, con el apoyo de helicópteros que lanzaron bombas lacrimógenas sobre los indígenas (unos 2,000) y pobladores de Bagua Grande y Bagua Chica solidarios con la protesta amazónica.
Según Darío García Bustamante, uno de los heridos de este enfrentamiento, el primer encuentro contra la policía fue en el sector “Siempre Viva”, a pocos kilómetros de la “Curva del Diablo”, cuando efectivos de la Dinoes lanzaron bombas lacrimógenas contra los indígenas apostados en la carretera.
Esto motivó la enérgica reacción de los aguarunas que provistos sólo de lanzas, piedras y palos trataban de ponerse a salvo entre la vegetación de la zona y algunos montículos de tierra.El operativo policial fue realizado por unos 600 policías armados de la Dinoes y de la Dirección Antidrogas (DINANDRO), que dispararon frontalmente al cuerpo de los manifestantes.
Otro testigo, Alexander Sacay, brazo derecho de Santiago Mauig (representante notable del pueblo indígena), dijo que mientras eran bombardeados desde los helicópteros, algunos francotiradores (policías) les disparaban desde los techos de las casas y edificios.
“En un momento, los ex combatientes del Cenepa trataron de impedir la masacre, pero también fueron repelidos por la policía a balazos, resultando heridos y auxiliados por los manifestantes, quienes trataron de ponerlos a buen recaudo en medio de la Plaza de Armas de Bagua y debajo de la tolva de un camión.
Sin embargo, allí perecieron varios de los heridos, entre ellos, un rondero”, indicó Sacay.Bagua ChicaIndignados ante estos acontecimientos, los habitantes de Bagua Chica salieron a las calles a apoyar a los nativos, pero la policía no cesó su ataque hiriendo gravemente a niños, jóvenes y adultos, quienes inmediatamente fueron traslados a los hospitales de EsSalud y del Lanatta Luján del Ministerio de Salud.
Hasta las 2 de la tarde, los fallecidos en Bagua Chica eran cinco policías, siete aguarunas y tres civiles. Entre los muertos fue identificado el policía Julio César Valera Quilcate (26), natural de La Libertad, quien presentó una perforación de bala cerca de la oreja. También murieron Cernia Severo Wawat, Felipe Sabio Wawas y Abel Ticlia Sánchez (27), natural del centro poblado La Peca.Mario Linares, de la red de Salud de Bagua, confirmó que entre los heridos estaba el director de Radio Fuego, Javier Santa Cruz, con una bala en la pierna.
Denunció, asimismo, el colapso de los centros de salud debido a la falta de medicamentos. La enfermera Teresa Romero dijo que todos los heridos eran de bala “en la cabeza, el brazo y abdomen”.
Los manifestantes incendiaron el local del Programa Nacional de Manejo de Cuencas Hidrográficas (PRONAMACHS), las instalaciones del Registro Nacional de Identidad y Estado Civil (RENIEC) y las instalaciones de la Subprefectura, el Poder Judicial y una unidad móvil de este organismo del Estado.La caótica situación fue aprovechada por ladrones que cometieron saqueos en la zona comercial.
El alcalde de la provincia de Bagua, Jaime Vílchez Oblitas, condenó al gobierno central por los actos de violencia que se registran en Jaén, Bagua y Utcubamba. “No supieron manejar la situación, ahora huyen y no afrontan las consecuencias”, señaló.El burgomaestre lamentó la pérdida de vidas humanas.
Dijo que si el presidente de la República Alan García y el premier Yehude Simon hubiesen actuado de manera correcta, ahora no estaríamos lamentando las muertes.“Es lamentable que el jefe de Estado no haya podido manejar el conflicto propiciado por el reclamo de los aguarunas en protección del medio ambiente”, señaló.
Asimismo, lamentó la histeria colectiva que se vive en esa provincia y en otras localidades del nororiente del país. Bagua Grande

Los actos de mayor violencia ocurrieron en Bagua. En esta provincia más de dos mil aguarunas y ronderos tomaron las calles y el parque principal de la ciudad, quemando el local de la Policía Nacional del Perú, el local del Partido Aprista, la Gobernación y otros establecimientos.

Conforme pasaban las horas el temor crecía, debido a que para evitar mayores incendios las autoridades de la provincia decidieron cortar el suministro eléctrico.Los enfrentamientos se registraron en el sector El Reposo, 4 kilómetros antes de llegar a Utcubamba.

En este lugar los manifestantes tomaron por asalto el puesto policial, que dejó como saldo cuatro policías muertos.Por su parte, el doctor Rodas, del hospital de EsSalud “El Buen Samaritano” de Bagua Grande, informó que tenían en el hospital a siete heridos, entre ellos dos niños heridos de bala como Laydi Montes Gonzáles (7) y a un adolescente de 12 años de edad que trató de salvar a sus hermanitos menores; mientras que en el hospital Santiago Apóstol de Utcubamba se atendían 36 heridos de bala, tres de suma gravedad. Jaén

A un día de su aniversario, la ciudad de Jaén se vio convulsionada por los actos de violencia. Desde las primeras horas los manifestantes tomaron el cruce Chamaya, interrumpiendo así el tránsito de buses interprovinciales al nororiente peruano.

En esta ciudad, los ánimos se caldearon cuando la policía intentó frenar a los manifestantes que procedieron a quemar el local de la Compañía de Bomberos. Los muertos serían cuatro policías. Mientras tanto, otros cuerpos eran trasladados al cuartel “El Milagro” desconociéndose la intención.

Desaparecen los cuerpos

El representante de la Vicaría de Medio Ambiente Apostólico de Jaén, Nicanor Alvarado, exigió a las autoridades que expliquen urgentemente por qué un grupo de heridos y muertos civiles que dejó la intervención policial en la zona denominada la “Curva del Diablo” está siendo trasladado de manera sospechosa al cuartel “El Milagro”, denunció ante Ideeleradio.

“Aún no hay una relación de personas y las cosas son inciertas, lo único que hemos visto es que los heridos están siendo trasladados al cuartel “El Milagro”, mentiría si digo cuántos son, pero eso es lo que hemos visto. Pido a los organismos internacionales que intervengan y que el Congreso forme inmediatamente una Comisión de Alto Nivel para acabar con esta persecución y muerte de nativos”, demandó.
El responsable

El presidente Alan García justificó ayer la matanza en la Amazonía. Señaló que los indígenas “no son ciudadanos de primera clase” y que, por lo tanto, no tenían ningún derecho a decirle al resto “tú no tienes derecho de venir aquí”. Incluso García advirtió que en el desbloqueo de las carreteras, cada ministro debe asumir su responsabilidad, pues para eso los nombraron y no para que miren a otro lado mientras el Perú se queda sin gas y sin petróleo.

Terminado el acto en Palacio de Gobierno y pese a que no tenía otra actividad en su agenda, sólo atender en privado a la máxima dirigencia aprista, el mandatario voló inmediatamente a Olmos (Lambayeque), donde se encontraba el premier Yehude Simon. Allí ofreció más declaraciones, pero sólo al canal del Estado, donde deploró y lamentó el fallecimiento de los policías, de quienes dijo: “murieron en el cumplimiento de su deber”.
Lina Godoy (Lima)Rocío Faya (Chiclayo)

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viernes, 5 de junio de 2009


Los enfrentamientos en Bagua dejaron 14 muertos y 116 heridos, informa Simon

Entre los fallecidos hay 11 policías y tres nativos. El primer ministro responsabilizó a Alberto Pizango por la situación.

El presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon, informó esta tarde que en total son 14 los fallecidos y 116 las personas heridas por los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y nativos en la provincia de Bagua, en el departamento de Amazonas. Entre las víctimas mortales hay 11 policías y tres nativos, precisó.


En conferencia de prensa en la sede de la PCM, Simon Munaro se mostró mortificado por la situación y subrayó que "el Gobierno hasta la saciedad, hasta la saciedad, mostró su voluntad de diálogo para que de manera pacífica, democrática y ordenada se pudiera solucionar un reclamo de las comunidades amazónica, sin embargo estas fueron engañadas diciéndoles que les iban a quitar sus tierras".




En ese sentido, responsabilizó por la situación al presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), Alberto Pizango.




"El señor Pizango y los dirigentes (amazónicos) engañaron al Gobierno, engañaron a las comunidades nativas y han estado falseando constante y permanentemente la verdad", sostuvo.

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La cifra de muertos en Bagua sería mayor a la informada por autoridades


La ministra Cabanillas reportó 34 fallecidos. Sin embargo, periodistas de El Comercio informaron el hallazgo de cadáveres de policías degollados y quemados


Se teme que la situación sea más grave de lo pensado. El número de muertos que habría dejado el enfrentamiento entre policías y civiles en Bagua sería mayor a 34, cifra informada hace algunas horas por el Colegio Médico de Chachapoyas y la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas. Esto, debido a que se han encontrado nuevos cadáveres de policías en barrancos cercanos a la carretera Fernando Belaunde Terry.


Giancarlo Shibayama, fotógrafo de El Comercio, reportó que los mencionados cadáveres fueron encontrados por las fuerzas del orden a quienes acompañó en la búsqueda. "Los cuerpos sin vida habían sido degollados y quemados, y luego lanzados a los abismos. Según un testigo, fueron más de dos policías que corrieron con la misma suerte, sin embargo no se encontraron más cadáveres".


HOSPITAL COLAPSADO

A través de la línea telefónica, Shibayama también reportó que Bagua Grande, lugar de los enfrentamientos, ha colapsado por la gran cantidad de heridos que ha llegado en las últimas horas. Agregó, que ya no hay camillas ni medicinas, y que muchos de los heridos se encuentran tendidos hasta en el suelo.


"Los policías han sido trasladados a otra dependencia de salud. Asumo que ha sido a la ciudad de Chiclayo, donde estarían recibiendo los cuidados necesarios", sostuvo.

jueves, 4 de junio de 2009

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miércoles, 3 de junio de 2009

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martes, 2 de junio de 2009

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lunes, 1 de junio de 2009

El accidente del Airbús de Air France, el más importante de los últimos años

EFE
El accidente sufrido hoy por el Airbús 330 de Air France, que desapareció del radar y se cree que cayó al oceano Atlántico con 228 personas a bordo, es el más importante desde 2004.
El accidente más grave en la historia de la aviación se produjo el 27 de marzo de 1977, cuando 583 personas murieron al chocar un avión de la compañía estadounidense Pan American y otro de la holandesa KLM en el aeropuerto de Los Rodeos, en la isla canaria de Tenerife.
Estos han sido los accidentes de avión más importantes desde 1990:
26 de mayo de 1991.- Fallecen 223 personas en un Boeing 767-300 de la compañía austriaca "Lauda Air" al estallar en el aire por un fallo mecánico cuando sobrevolaba Tailandia.
11 de julio de 1991.- Mueren los 261 ocupantes de un DC-8 alquilado por las Líneas Aéreas Nigerianas a la compañía canadiense Nationair, al estrellarse en el aeropuerto Rey Abdelazis de Yeda (Arabia Saudí) nada más despegar.
26 de abril de 1994.- 264 personas mueren al estrellarse un Airbus A-300 de la compañía taiwanesa China Airlines en el aeropuerto de Nagoya, unos 250 kilómetros al oeste de Tokio.
8 de enero de 1996.- Mueren 297 personas al estrellarse un avión de carga Antonov-32 en un céntrico mercado de Kinshasa (Zaire) por el exceso de carga y el mal estado del aparato.
17 de julio de 1996.- Mueren los 230 ocupantes de un Jumbo 747 de la compañía norteamericana TWA al caer al Atlántico tras estallar en el aire 45 minutos después de despegar de Nueva York rumbo a París.
12 de noviembre de 1996.- 349 personas mueren al chocar en el aire dos aviones cerca de Nueva Delhi: un Boeing 747 de las líneas saudíes, con 312 ocupantes a bordo, y un Ilyushin-76 de Kazajistán, con 37.
5 de agosto de 1997.- Un Boeing 747 de la compañía surcoreana Korean Airlines se estrella cerca del aeropuerto de la isla de Guam (EEUU), en el Pacífico Sur. Mueren 227 personas.
26 de septiembre de 1997.- Mueren los 234 ocupantes de un Airbus A300 de la compañía "Garuda Indonesia" que se estrelló poco antes de aterrizar en el aeropuerto de Medan (Sumatra), debido a la falta de visibilidad por la densa humareda de los incendios forestales.
16 de febrero de 1998.- Un Airbus 300-600 de China Airlines se estrella contra unas viviendas situadas junto al aeropuerto de Taipei (Taiwán) y mueren 202 personas, de ellas seis en tierra.
2 de septiembre de 1998.- Mueren los 229 ocupantes de un MD-11 de la compañía suiza Swissair, que cayó al Atlántico cuando intentaba hacer un aterrizaje de emergencia en Halifax (Canadá), tras declararse un incendio a bordo.
31 de octubre de 1999.- Mueren los 217 ocupantes de un Boeing 767 de la aerolínea egipcia EgyptAir, caído en el Atlántico, frente a Massachusetts (EEUU), minutos después de despegar del aeropuerto JFK de Nueva York en dirección a El Cairo.
- 12 de noviembre de 2001.- Mueren las 255 personas que viajaban en el Airbus-300 de American Airlines que se estrelló en el barrio neoyorquino de Rockaway, en el distrito de Queens, minutos después de despegar del aeropuerto John F. Kennedy rumbo a Santo Domingo.
- 25 mayo de 2002.- Un Boeing 747-200 de la aerolínea taiwanesa China Airlines, con 225 personas, cae al mar poco después de despegar de Taipei con destino a Hong Kong. El avión se desintegró en el aire y sus restos fueron encontrados en un radio de 80 kilómetros.
- 19 febrero de 2003.- Mueren los 302 ocupantes de un avión militar iraní que se estrelló en el sur del país. En el Antonov de fabricación rusa, que cubría un vuelo interno entre las ciudades de Zahedan y Kerman, viajaban miembros del Cuerpo de Guardia Revolucionaria Islámica.
- 17 julio de 2007.- Un Airbus A320 de la aerolínea brasileña TAM se estrella al aterrizar en el aeropuerto de Congonhas, Sao Paulo (Brasil), con 187 ocupantes. Se salió de la pista y se incendió tras chocar contra un edificio. Los muertos fueron 199, pues 12 personas fueron alcanzadas en tierra.
- 20 de mayo de 2009.- 101 personas murieron al estrellarse un avión militar Hércules C-130 en la isla de Java (Indonesia) con 96 pasajeros y trece tripulantes.

domingo, 31 de mayo de 2009

A PROPOSITO DEL 31 DE MAYO
Viejas noticias sobre el terremoto de 1970

El 31 de mayo de 1970 un devastador sismo conmocionó el norte del país.

Unas setenta mil personas murieron en el desastre

Por David Hidalgo Vega

Solo en la ciudad de Huaraz, la cantidad de muertos supera la cifra de diez mil. Sin embargo, es posible que nunca se llegue a precisar el número, en vista de que los cadáveres están siendo enterrados por centenares, sin previa identificación, especialmente en los caseríos o zonas aledañas. A la cantidad de muertos antes anotada se suma 20 mil heridos contabilizados hasta el momento por el personal médico que presta primeros auxilios en la zona. Estos trágicos resultados han sido observados en la misma ciudad de Huaraz por este enviado especial, quien llegó allí al mediodía de ayer luego de un penoso viaje a pie que duró 50 horas. El cuadro es pavoroso. Huaraz está completamente destruida. La mayor parte de las casas construidas de adobe que componen el centro urbano se han derrumbado. Las restantes, levantadas en base a materiales nobles, cuando no han cedido totalmente a la fuerza del sismo, presentan tan graves daños que en la mayoría de los casos se las considera inhabitables. Víctor Rodríguez. Enviado especial de El Comercio. Viernes 5 de junio de 1970. La mayor pesadilla de los Andes es un recuerdo que flota en la memoria como un fantasma. Se refiere a cuarenta segundos fatídicos de hace treinta y ocho años. La contabilidad de las tragedias nacionales lo pinta brutal: una ciudad desaparecida, poblaciones sepultadas, un miedo que casi cuatro décadas después todavía reaparece cuando nuevos golpes sacuden al país. El terremoto del 31 de mayo de 1970, un cataclismo de 7,8 grados en la escala de Richter, abrió grietas profundas en el lomo de la cordillera y en el destino de una nación. Los pocos sobrevivientes de la zona más afectada y primeros testigos dejaron relatos temblorosos de aquellos momentos. Muchos quedaron registrados en las páginas de El Comercio. Los enviados especiales de este Diario fueron de los primeros en llegar a una región devastada. Por sus ojos se fue descubriendo la tragedia en las primeras planas. "Terremoto en el norte", anunció la portada del día siguiente, "se teme que el número de víctimas sea muy elevado". "Hay más de mil muertos", advirtió el titular de la segunda mañana. Para el tercer día, las previsiones de descalabraron: "30 mil son nuestros muertos", clamó la primera página. Las desgracias venían repartidas desde Chimbote, Trujillo y, sobre todo, del Callejón de Huaylas. Llegaban de a pocos, por el corte de las comunicaciones, pero traían las voces necesarias para comprender el panorama. "Hemos pasado la noche más triste de nuestra vida -declaró el alcalde de Huaraz-. En una infatigable jornada, que comenzó desde el momento de producirse el movimiento telúrico, grupos de voluntarios no dejaron de prestar auxilio a los heridos, rescatar cadáveres y proteger a mujeres aterradas y niños indefensos". Las fotografías de esos días tremendos mostraban un panorama insólito: en el Callejón de Huaylas los escombros de una ciudad aprisionaban decenas de cadáveres sin sepultura, en Chimbote había gente que por necesidad debió refugiarse en construcciones derruidas, en Huarmey los pobladores se arriesgaban a cruzar un puente a punto de colapsar. Frases apocalípticas encabezaban las informaciones: "Luego del terremoto, siniestros aluviones cubrieron los pueblos", "Casi está en ruinas la ciudad de Huaraz", "Huaraz ofrece pavoroso aspecto". Un dramático mensaje radial fue captado por breves minutos, ayer por la mañana, procedente de Huallanca. Decía: "Tuvimos un amanecer de terror. La tierra sigue temblando. Los cerros se desmoronan estrepitosamente. Una espesa nube de polvo cubre toda la región. La gente muere asfixiada". Y aquí se cortó bruscamente la comunicación. Asimismo, se supo que el caserío de Ampay, en la provincia de Bolognesi, había desaparecido totalmente. Una comisión que llegó a Barranca, viajando 24 horas a pie por los cerros, informó que de las tres mil casas que había en Ocros, solo 5 se mantenían en pie, entre las rocas y piedras de los cerros aledaños. Sobre otros pintorescos pueblecitos y caseríos del Callejón de Huaylas no se sabe nada. En cambio hay noticias sobre 23 muertos en Trujillo y sus distritos. En Huaraz la situación es desesperante. Faltan manos para sepultar los cadáveres, que en algunos barrios han entrado en descomposición. El hambre comienza a dejar sentir sus efectos. Se teme el desarrollo de alguna epidemia. El Comercio, miércoles 3 de junio de 1970. El reportero Javier Ascue, enviado por este Diario, fue el primero que llegó a Yungay. Había cruzado a pie las heladas punas de Áncash para constatar con sus propios ojos lo que había pasado. La señal de que iba en la dirección correcta fue el olor de los cadáveres que puso sus sentidos en alerta. Al principio apuntaba los cuerpos que iba encontrando. Dejó de hacerlo cuando resbaló sobre una montaña de cuerpos abiertos. "Me queda el trauma de saltar cuando siento algo blando", dijo hace un tiempo, al recordar esa experiencia. Poco después encontró las palmeras enterradas que eran ya el último signo de lo que había sido una ciudad. La población de Yungay estaba calculada en 25 mil personas. La vesania de esa historia era que por esos días se había organizado una feria comercial que reunía a pobladores de otras tres ciudades cercanas. De esa multitud, solo sobrevivieron 92 personas. Fueron las que alcanzaron la altura de algunos cerros para escapar del alud. El resto pereció bajo 50 millones de toneladas métricas de hielo y piedras. A una velocidad de 300 kilómetros por hora, esa masa fue tan letal como un arma de destrucción masiva. "Casi me vuelvo loco, escuchaba voces que me pedían ayuda desde abajo, lloraba cuando los niños me preguntaban por sus madres, dormí una noche a la intemperie y no soporté más", ha contado Ascue sobre sí mismo. Su angustia de testigo no era exagerada: 20 mil huérfanos tuvieron que iniciar una vida distinta desde esa fecha. Por ser nuestro territorio definitivamente sísmico, por estar en zonas de fallas geológicas, en las que los temblores y terremotos se originan, las edificaciones de nuestras ciudades deben ser asísmicas. Ciento por ciento asísmicas. La arquitectura está muy avanzada en ese sentido y puede garantizar construcciones resistentes. Si a lo largo de una centuria ocurren como media docena de terremotos en el Perú, este fatídico accidente justificaría a plenitud un reglamento que obligase a los constructores de edificios, en la medida en que los problemas de orden financiero lo permitan, a incluir en sus obras como primer requisito el diseño asísmico, no solo en Lima sino en todas las ciudades del país. Será una prudente manera de aprovechar la enseñanza dejada por la desgracia. Editorial de El Comercio, martes 2 de junio. La conciencia se manifestó al mismo tiempo que las noticias desde el frente de infortunio. "El tiempo está mostrando las gigantescas proporciones del desastre", señaló un editorial del decano de la prensa nacional. Entonces tomaban cuerpo las evidentes fallas de previsión y, de paso, de organización para responder a las tragedias. "En el Perú está por escribirse la epopeya del hombre que sobrevive como los peces de peña, como los líquenes aferrados a las rocas", dijo en términos más poéticos un columnista nuestro de esos días. Y, sin embargo, el país se movilizó de inmediato, como en cada llamado del dolor. Cuando ochenta paracaidistas del Ejército y la Guardia Civil tomaron el control de la zona, el drama fue paliado con actividades y gestos de solidaridad. El Comercio puso a disposición del público su sistema radial para facilitar la comunicación entre familias separadas. La Universidad de San Marcos publicó un comunicado en que anunciaba la donación de un día de trabajo por parte de todos sus trabajadores. La Sociedad Nacional de Pesquería se comprometió a donar cien millones de soles, que serían cubiertos con aporte de las entonces poderosas empresas de harina de pescado. Incluso la selección peruana de fútbol, que por esos días disputaba el campeonato mundial de México, anunció desde allá que enviaría 11 mil dólares, salidos de las primas que le correspondían a cada jugador por su participación. Los testigos de ese tiempo, los que se salvaron de la desgracia o quienes la vivieron de lejos, recuerdan el gesto como uno de los atenuantes del dolor en días tan trágicos. El Comercio lo consignó como un signo de esperanza. Pese al sentimiento que embarga ahora al pueblo peruano por la tragedia sísmica que ha enlutado muchos hogares, en Lima y se sabe también que en algunas provincias se desbordó la alegría por el triunfo de nuestra selección frente al elenco búlgaro en su primera presentación en el Mundial de Fútbol de México. Los muchachos peruanos dieron el mejor paliativo para el dolor que embarga al Perú por la tragedia. En esta capital, desde las 4 de la tarde, la gente se "guardó" en sus casas o también en los bares y bodegas, donde hubo receptores de televisión para no perderse ni un minuto las incidencias del encuentro Cuando en las ondas sonoras se escuchó el pitazo final con el triunfo de Perú, la gente se lanzó a las calles para celebrar el triunfo. El ambiente que se vio el día anterior por la tragedia del sismo, lleno de melancolía y pesar, dio un vuelco increíble.

El Comercio, miércoles 3 de junio.